La ansiedad: un trastorno cada vez más común

25/01/2018

Un examen, un malentendido con un jefe o un compañero en el trabajo, mudarse de hogar, problemas familiares,... Que levante la mano quien no haya sentido ansiedad alguna vez en un contexto así. Nos pasa a todos, ¿verdad?

Cuando ocurre de forma leve es una respuesta habitual a circunstancias estresantes. No deja de ser un mecanismo de alerta que nos advierte de una situación «amenazante» y que nos permite prepararnos para hacerle frente. El problema llega cuando las reacciones son demasiado intensas, muy frecuentes o se ajustan poco a la realidad de la situación. Cuando se produce un gran malestar, con síntomas físicos y psicológicos significativos y recurrentes, se considera patológica. Se estima que alrededor del 19% de las personas, sobre todo mujeres, la han padecido en algún momento de su vida.

Los trastornos de ansiedad: causas y síntomas

Los trastornos de ansiedad son un grupo variado de afecciones que tienen en común la sensación de ansiedad. Se englobarían aquí, por ejemplo, la agorafobia, el trastorno generalizado de ansiedad, los ataques de pánico, el estrés postraumático, el trastorno obsesivo compulsivo,…

La ansiedad se desencadena por muchas razones. Por ejemplo, algunas experiencias vitales, que no tienen por qué ser malas o negativas sino que es suficiente con que sean grandes cambios, como un trabajo nuevo o una ruptura sentimental, pueden generar un episodio de ansiedad. En otras ocasiones, algunas situaciones muy amenazantes, como un accidente de tráfico, la provocan y después permanecen meses e incluso años después del suceso. También hay determinados factores genéticos que podrían influir, el estar sometido a mucho estrés de forma continuada o el consumo de algunas drogas, como anfetaminas o LSD.

Las formas de expresión de la ansiedad son muy variadas, aunque hay algunas características comunes. Por ejemplo, los síntomas psicológicos más frecuentes son la preocupación constante y excesiva, las dificultades para concentrarse, la aprensión, los olvidos frecuentes, la irritabilidad, la sensación de agobio, la inquietud o el miedo a perder el control.

La ansiedad también presenta síntomas físicos: tensión muscular, sudoración, palpitaciones, dolor en el pecho, dificultad para respirar, mareos, temblores, hormigueos, náuseas y vómitos, dolor de cabeza….

La ansiedad puede tratarse

Existen dos tipos de abordaje para la ansiedad: el psicológico y el farmacológico, y son más efectivos cuando se combinan.

La psicoterapia busca cambiar comportamientos reforzando los mecanismos de defensa y promoviendo una personalidad positiva. El método más usado es la terapia cognitivo-conductual, que pretende ayudar al paciente a comprender la naturaleza de lo que le ocurre y el porqué de su mala adaptación. El terapeuta enseña a manejar la ansiedad y a controlar los miedos cuestionando su lógica y sustituyéndola por formas de pensar más racionales.

Los medicamentos, que deben ser prescritos por un médico, se clasifican en dos categorías: los que sirven para calmar los ataques de ansiedad en el corto plazo, y los que se usan a más largo plazo para disminuir los síntomas y prevenir crisis. Dentro del primer grupo están las benzodiacepinas, como el lorazepam y el bromazepam. Actúan rápido, pero deben usarse el menor tiempo posible dado que el cuerpo «se acostumbra» y cada vez hacen menos efecto. Para tratar la ansiedad generalizada y prevenir los ataques de ansiedad se usan los ansiolíticos, que tardan entre dos y ocho semanas en empezar a actuar, pero no pierden eficacia con el tiempo. Ejemplos son el escitalopram, la paroxetina y la duloxetina.

Cinco consejos para combatir la ansiedad

Ante un problema fuerte o permanente de ansiedad, es necesario acudir a un médico ya que es quien debe evaluar los síntomas, diagnosticar el trastorno y determinar la mejor forma de tratarlo. No obstante, hay algunos consejos que pueden aplicarse a la hora de hacer frente a aquellas situaciones que nos generan ansiedad:

  1. Entiende la ansiedad y no huyas. Los síntomas son muy molestos y en ocasiones pueden volverse incapacitantes, pero es necesario saber que la ansiedad no causa infartos ni asfixias. Además, evitar las situaciones que la desencadenan es un mecanismo de defensa que no ayudará a tratar el trastorno. Es necesario comprender qué es lo que sucede y aprender a afrontarla con las técnicas que los profesionales de la salud te enseñarán.
  2. No te centres en el problema. Procura no dar vueltas a lo mismo y trata de pensar en algo diferente a lo que te preocupa y te causa ansiedad. Haz alguna actividad que desvíe tu atención: el deporte es el mejor aliado, ya que, además, ayuda a producir endorfinas, una hormona que libera el cerebro y nos ayuda a sentirnos bien.
  3. Cambia tu forma de pensar. Trata de salir del bucle de pensamientos negativos y catastrofistas: sé consciente de ellos y trabaja en ser más positivo, realista y en buscar respuestas diferentes a las mismas preguntas. Seguro que la situación que ves te parece muy mala, ¿pero realmente lo es?
  4. Aprende a relajarte. La respiración abdominal, es decir, respirar con el diafragma de una manera lenta y pausada, es una técnica sencilla que ayuda a controlar la ansiedad. Practícala con frecuencia cuando tengas un episodio de ansiedad.
  5. Lleva una vida saludable. Beber alcohol y fumar empeoran la ansiedad, mientras que descansar bien, llevar una dieta saludable y realizar ejercicio físico la disminuyen.

En un entorno vital cada vez más exigente, cambiante y que nos lleva a retos constantes, la ansiedad es un trastorno muy común. Pero lo más importante de todo es que tiene solución. De hecho, gran parte del tratamiento pasa por uno mismo, por comprender los propios sentimientos y pensamientos, así con mucho trabajo y ayuda profesional, la ansiedad se puede superar. ;-)