Cómo ganarle la batalla a los virus con la llegada del frío
25/01/2018Llega el frío y, con él, las fastidiosas toses, las narices goteando, los estornudos, los dolores de garganta y cabeza, la congestión y en el caso de la gripe, también la fiebre. Estos son los síntomas más comunes del resfriado o la gripe, los reyes del invierno. ¿Y quiénes son sus responsables? Efectivamente: los virus.
¿Qué son los virus?
Son unas partículas infecciosas minúsculas, mucho más que las bacterias, y de estructura muy sencilla. Los biólogos todavía discuten si son seres vivos o no, ya que no tienen células y además necesitan entrar en organismos vivos para sobrevivir y multiplicarse.
Sean o no seres vivos, son responsables de muchas enfermedades. De ellas, las más frecuentes en invierno son las respiratorias, como el resfriado o la gripe. Esto es así porque a los virus les gusta el frío y los ambientes secos. Además, como en esta época pasamos más tiempo en espacios cerrados, es más fácil que los virus se transmitan.
¿Cómo se contagian los virus?
Existe una gran cantidad de virus en el mundo: para hacernos una idea, sólo en un milímetro cabrían unos 10.000. ¿Y sabías que sólo para el resfriado hay más de 200 tipos de virus?
Lo cierto es que hay virus de todos los tipos, unos más complicados que otros, e incluso algunos inofensivos, pero los más comunes para nosotros son los respiratorios y los intestinales. Estos suelen transmitirse de la misma manera:
- A través de las manos, mediante el contacto directo con una persona infectada o indirectamente al tocar superficies contaminadas.
- Por medio de minúsculas gotitas de saliva que se expulsan al hablar, toser o estornudar, y que se transmiten por el aire.
- Por compartir alimentos o bebidas con una persona enferma.
¿Cómo podemos prevenir el contagio?
El dicho «Más vale prevenir que curar» es válido siempre, pero más aún en el caso de los virus. Para tratar las bacterias, los médicos pueden prescribir antibióticos si lo estiman conveniente, pero para los virus no existen antibióticos efectivos: solo podemos aliviar los síntomas. Por eso, lo mejor es no infectarnos, y para ello es recomendable establecer una serie de medidas.
La más importante y a la vez sencilla es lavarse las manos. Se recomienda hacerlo con frecuencia, con agua y jabón, y durante al menos 20 segundos. Además, hay productos específicos para desinfectar las manos que son muy útiles, sobre todo cuando estás fuera de casa.
Cúbrete la boca cuando tosas o estornudes, y enseña a los niños a hacerlo también. Puedes usar un pañuelo desechable o el hueco del codo, pero no las manos. Si usas un pañuelo, tíralo inmediatamente a una basura con tapa.
Trata de limpiar más frecuentemente las superficies de la casa, como pomos, encimeras o mesas, sobre todo si hay personas infectadas en casa. También es recomendable ventilar más a menudo.
En la medida de lo posible, se debe evitar el contacto muy cercano. También compartir vasos, cubiertos y otros objetos que hayan podido estar en contacto con saliva o secreciones.
Se suele hablar de otro tipo de medidas para prevenir el contagio, como tomar vitamina C o ajo, pero lo cierto es que o bien no han demostrado ser efectivas o bien son de dudosa eficacia.
En el caso concreto de la gripe, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la forma más eficaz de prevenirla es la vacunación. Se recomienda, sobre todo, a las mujeres embarazadas, a los niños de entre seis meses y cinco años, a los mayores de 65, a personas con enfermedades crónicas y a los profesionales sanitarios.
En caso de duda o complicación de los síntomas, recomendamos acudir al médico: es quien podrá valorar la enfermedad. Recuerda que la higiene es una de las medidas más importantes. Ganarles la batalla a los virus está en tus manos: mantenlas limpias. ;-)