La enfermedad de Parkinson: algo más que temblores
04/11/2019El 11 de abril de 1755 nació James Parkinson. ¿Te suena el apellido? Era el médico inglés que describió por primera vez los síntomas de la enfermedad que lleva su nombre. Por aquel entonces él la llamó «parálisis agitante» en alusión a dos de sus manifestaciones: la lentitud de los movimientos y el temblor.
Sin embargo, esta enfermedad del sistema nervioso central abarca más síntomas que son progresivos e invalidantes, y que inciden en la calidad de vida de quienes la padecen y la de sus familiares.
Actualmente, el número de afectados por esta enfermedad en nuestro país gira en torno a los 300.000, según la Fundación del Cerebro, y se estima que pueda triplicarse en el año 2050. El aumento de la esperanza de vida y de los avances diagnósticos y terapéuticos son las principales razones de este incremento.
La enfermedad del Parkinson es la segunda patología neurodegenerativa más frecuente, después del Alzheimer, y el segundo diagnóstico neurológico más común entre los mayores de 65 años, también después del Alzheimer. No solo afecta a los ancianos o personas mayores, el 15% de los pacientes no supera los 50 años.
Pero ¿qué síntomas tiene?, ¿cómo se puede mejorar el día a día de alguien que padece esta enfermedad? Te lo contamos en este post.
¿Qué es el párkinson?
La enfermedad de Parkinson es un trastorno que afecta al sistema nervioso en el área encargada de coordinar la actividad, el tono muscular y los movimientos. Aparece cuando hay una pérdida importante de unas neuronas localizadas en la zona de unión entre el cerebro y la médula espinal, en concreto las que están en el núcleo llamado sustancia negra. Se llama así por el pigmento oscuro que producen algunas de las neuronas de esa zona. A medida que desaparecen, se deja de producir dopamina, un aminoácido que transporta información desde un punto del cerebro a otro. Como consecuencia, la persona no es capaz de realizar los movimientos que desea ni tampoco controlar los que no desea (los involuntarios). En la mayoría de los casos se desconoce la causa, aunque se estima que puede ser genética.
Síntomas del párkinson
Los síntomas más frecuentes de la enfermedad de Parkinson son los siguientes:
- Temblor: está presente en el 70% de los pacientes. A menudo aparecen en las manos y los dedos, y se hacen más evidentes cuando la persona está en reposo. Mejoran al realizar un movimiento voluntario y empeoran con el estrés. Cuando la persona duerme, los temblores desaparecen.
- Rigidez: es la resistencia o falta de movilidad muscular. La sufren el 90 % de los afectados. Puede resultar doloroso y afecta a cualquier parte del cuerpo.
- Lentitud de los movimientos: se manifiesta desde las primeras fases de la enfermedad con actividades que requieren precisión, como coser o escribir. Con el avance de la enfermedad, se hace más evidente en actividades menos precisas, como girarse en la cama o abrocharse los botones.
- Alteraciones de la postura y de la marcha: generalmente, aparecen en fases avanzadas de la enfermedad. Los pacientes tienden a inclinar la cabeza y el tronco hacia delante y a andar con pasos cortos. A veces se aceleran, sin poder detenerse. También pueden bloquearse, sobre todo al pasar por puertas o lugares estrechos. Estos factores, así como la inestabilidad al girar, son la causa de las frecuentes caídas que sufren las personas con párkinson.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que esta enfermedad también deteriora el aspecto intelectual (cambios en el habla y en la escritura, olvidos, etc.) y suele generar depresión y ansiedad, así como otros síntomas como estreñimiento, insomnio, aumento de la sudoración, alteraciones cutáneas, disminución del olfato, etc.
Diagnóstico del párkinson
El diagnóstico es fundamentalmente clínico, ya que no hay una prueba específica que permita diagnosticar la enfermedad de Parkinson con certeza. El neurólogo es quien la diagnosticará basándose en la historia clínica, la revisión de signos y síntomas, y un examen físico y neurológico. El médico puede sugerir realizar una tomografía computarizada, una prueba que analiza el transporte de la dopamina en el cerebro, aunque no es muy común. En ocasiones se puede tardar hasta tres años en llegar a un diagnóstico.
Tratamiento del párkinson
Actualmente la enfermedad del Parkinson no tiene cura y el tratamiento está dirigido a mantener o prologar la funcionalidad del paciente durante el mayor tiempo posible, intentando controlar los síntomas.
Hay varios enfoques que se pueden complementar: farmacológico, quirúrgico y rehabilitador.
- Farmacológico: los medicamentos pueden ayudar a controlar problemas relacionados con el movimiento y los temblores. La mayoría de los medicamentos para la enfermedad de Parkinson tratan a la disminución de los niveles de dopamina, por distintos mecanismos:
- Evitando su degradación
- Imitando sus efectos
- Reemplazándola
Algunos de los medicamentos que se recetan con más frecuencia son:
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- Levodopa. Es una sustancia química que ingresa al cerebro y se convierte en dopamina, ayudando a reemplazar el suministro de dopamina en el cerebro.
- Agonistas de la dopamina. Imitan los efectos de la dopamina en el cerebro. Bromocriptina, Lisurida, Pergolida, Pramipexol, Ropinirol.
- Inhibidores de la enzima monoamino oxidasa tipo B (MAO-B). Ayudan a prevenir que la dopamina se descomponga, por lo que más de la dopamina del cerebro se conserva. Estos medicamentos son la selegilina, rasagilina y safinamida.
- Inhibidores de la catecol-O-metiltransferasa (COMT). La entacapona es el principal medicamento de este grupo y su acción se centra en evitar la descomposición de la dopamina en el cerebro.
- Anticolinérgicos. Ayudan a controlar el temblor asociado a la enfermedad de Parkinson.
- Quirúrgico: implantación de electrodos en una parte específica del cerebro, conectados a un generador implantado en el pecho del paciente que envía impulsos eléctricos al cerebro, reduciendo los síntomas de la enfermedad de Parkinson. Sirve para los pacientes con párkinson avanzado que tienen respuestas inestables a los medicamentos.
- Rehabilitador: la fisioterapia puede ayudar a mantener y mejorar la movilidad, el equilibrio y la coordinación, prevenir caídas, reducir el dolor y la rigidez, reeducar la postura, entre otros beneficios.
- Ejercicio: la investigación ha demostrado que el ejercicio regular en personas con párkinson mejora el temblor, el equilibrio, la flexibilidad y la fuerza muscular
- Ejercicios "grandes": como mover la pierna o el brazo y realizar movimientos exagerados pueden aliviar los síntomas motores.
- El estiramiento: puede aumentar su rango de movimiento y aliviar la tensión muscular.
- El tai chi: puede mejorar su equilibrio y proporcionar a la mente y el cuerpo la relajación.
- Yoga: utiliza técnicas de estiramiento y respiración para promover el bienestar.
En cualquier caso, será el médico especialista quien determine el mejor tratamiento para cada paciente.
Consejos para el día a día
Las tareas cotidianas pueden ser escollos difíciles de salvar para las personas con párkinson. Si padeces la enfermedad o cuidas de alguien que la padezca, proponemos algunos consejos para mejorar el día a día:
- Simplificar las actividades diarias como utilizar velcro en vez de botones o ducharse en vez de bañarse.
- No es recomendable hacer más de una cosa a la vez.
- En cuanto a la postura, lo mejor es sentarse con la espalda bien apoyada en el respaldo de la silla para que se mantenga recta.
- Arrimarse a la mesa y apoyar los codos también es una buena práctica.
- Evitar las tareas que impliquen una postura con el tronco flexionado y la cabeza hacia delante.
- Autonomía. Mantener la costumbre de vestirse y lavarse sin ayuda. De esta manera, se mantiene la movilidad y flexibilidad.
- Pasear todos los días por lugares tranquilos y sin obstáculos y mantenerse activo.
- Si resulta imposible conservar la vida social y laboral normal, hay que buscar nuevas actividades que sí se puedan llevar a cabo.
Kern Pharma hace años que está concienciado con este tipo de enfermedades y con las implicaciones que tienen en pacientes, cuidadores y familiares. Por esta razón, dispone de un completo vademécum para tratar patologías relacionadas con el sistema nervioso central, entre las que se encuentra el párkinson, y realiza materiales de ayuda para la estimulación cognitiva de los pacientes.
Es importante acudir al médico en cuanto se detecten los primeros síntomas para poder empezar con un tratamiento lo antes posible. Tras el diagnóstico, es importante mantener un buen estado de ánimo y apoyar tanto a pacientes como a familiares en esta nueva etapa.