¿Estrés o ansiedad? Aprende a diferenciarlos y cómo tratarlos
01/23/2023Estrés y ansiedad son dos trastornos que pueden afectar a nuestra salud mental y física. Aunque comparten causas, signos y efectos en nuestra salud, no son lo mismo y es importante saber diferenciarlos para encontrar el tratamiento adecuado y mejorar nuestro bienestar emocional.
Si te sientes irritad@, te superan los problemas en casa o en el trabajo o sufres de problemas de sueño, aprende a detectar de qué tipo de trastorno se trata y conoce cómo aliviar sus síntomas.
Diferencias entre el estrés y la ansiedad
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés se define como el conjunto de reacciones fisiológicas que preparan el organismo para la acción. Se trata de un sistema de alerta biológico necesario para la supervivencia y para estimular las capacidades del individuo. El estrés frente a un nuevo trabajo, durante las preparaciones para un gran evento como una boda o frente a un examen puede ser positivo, pues ayuda a estar más atento, ser más resolutivo y a reaccionar mejor frente a imprevistos. Como en estas situaciones, el estrés suele ser una reacción a corto plazo y, a menudo, se produce en respuesta a una amenaza reconocida relacionada con factores externos a la persona.
Sin embargo, cuando el estrés se mantiene en el tiempo puede derivar en un estado de agotamiento que altera nuestras funciones y organismo, pasando a ser un problema de salud que debe tratarse.
Por su parte, la ansiedad es un mecanismo de adaptación natural que nos permite ponernos alerta ante sucesos comprometidos o situaciones de peligro.
A menudo se acompaña de alteraciones fisiológicas y de comportamientos similares a los causados por el miedo, aunque pueden presentarse con la ausencia de este.
Sin embargo, cuando sobrepasa cierta intensidad o supera la capacidad adaptativa de la persona, es cuando la ansiedad se convierte en patológica y provoca malestar significativo, con síntomas que afectan tanto al plano físico, como al psicológico y conductual.
Así, a diferencia del estrés, la ansiedad suele ser un trastorno a más largo plazo y, a menudo, no existe una causa clara y reconocida que la provoque pues los factores desencadenantes suelen ser internos, ligados a percepciones y pensamientos propios, sustentados en un miedo subjetivo. Por otro lado, el estrés crónico puede derivar en ansiedad (no ocurre lo mismo en sentido contrario).
Por qué se producen la ansiedad y el estrés
Frente a situaciones de amenaza o pérdida de control, se producen diferentes respuestas por parte de nuestro organismo:
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Hiperactivación del sistema hipotálamo-hipofisario y suprarrenal, con lo que aumenta la liberación de hormonas hipofisiarias, como la prolactina, vasopresina y la hormona del crecimiento, además de un aumento del cortisol sistémico.
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Hiperactivación catecolaminérgica y del sistema nervioso simpático, con lo que se produce una mayor liberación de hormonas como la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina.
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Disminución en la transmisión de serotonina, lo que afecta al equilibrio emocional. Y es que la llamada “hormona de la felicidad” en su nivel adecuado proporciona estabilidad en el estado de ánimo y el control de la ansiedad.
Efectos en la salud
Estas alteraciones no son los únicos efectos de la ansiedad y el estrés en nuestra salud. Ambos trastornos se caracterizan por una serie de síntomas en distintos sistemas del cuerpo humano:
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Sistema cardiovascular, se aceleran las pulsaciones y aumentan el ritmo cardíaco y la tensión arterial.
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Sistema digestivo, se produce mayor riesgo de diarreas, náuseas o sensación de “estómago cerrado”.
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Sistema Inmunológico, se reducen las defensas del organismo y se puede dar una hiperactivación de células inmunes responsables de alteraciones cutáneas (aparición de eccemas, manchas, etc.).
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Sistema respiratorio, la respiración se vuelve más rápida y hasta puede llegar a producirse una sensación de ahogo (disnea).
Además, el estrés puede venir acompañado de una serie de síntomas que afectan a nuestro bienestar emocional, nuestro comportamiento y nuestra capacidad cognitiva como:
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Mal humor e irritabilidad
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Pérdida de energía
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Soledad
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Mareos
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Infelicidad general
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Disminución de la autoestima
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Dificultad para tomar decisiones
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Dificultad de aceptación ante las críticas
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Confusión
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Facilidad de distracción
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Olvidos frecuentes
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Tartamudeo
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Risa nerviosa
Por su parte, una persona que sufre ansiedad puede experimentar estos otros síntomas:
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Sensación de intranquilidad o temor
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Preocupaciones excesivas
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Problemas para concentrarse o relajarse
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Sudoración
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Nerviosismo
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Tensión
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Rigidez corporal
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Falta de atención
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Irritabilidad
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Tendencia al aislamiento
Tratamiento y control
¿Cómo podemos luchar contra la ansiedad y al estrés? Aunque comparten causas y síntomas, lo cierto es que no siempre requerirán el mismo tipo de tratamiento. La ansiedad al ser más persistente puede necesitar un tratamiento psicológico y farmacológico, mientras que el estrés, al ser una respuesta puntual y habitualmente de corta duración, puede tratarse con una correcta estrategia de gestión y control del estrés. En este último caso, la persona afectada deberá tener en cuenta:
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Llevar una vida activa, pues contribuye a mantenerse más relajado.
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Mantener conexiones sociales, necesarias para un correcto equilibrio emocional.
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Llevar una dieta sana y equilibrada, en la que evitar la cafeína y el alcohol, pues son sustancias estimulantes que pueden propiciar ambos trastornos.
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Fijarse objetivos, pues ayudará a despejar la mente y focalizarse en aquello importante.
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Disfrutar de un sueño de calidad, ya que dormir bien nos ayudará a potenciar nuestra paz mental y luchar mejor contra los síntomas del estrés y la ansiedad.
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